Películas imperdibles en el tiempo, 3º parte

A principios de la década de los 80, el director Ridley Scott lleva a la pantalla grande una obra cinematográfica indiscutible, Blade Runner (1982) la cual se desarrolla en un futuro cercado, donde la tierra es una gran metrópolis oscura y lluviosa, llena de naves espaciales y publicidad de neón. El protagonista, Harrison Ford (Deckart), debe cumplir la misión de exterminar a los replicantes, robots inteligentes e iguales a los seres humanos, y que por su peligrosidad deben ser dados de baja. Con esto Deckart comienza un viaje a lo desconocido, donde más que investigar y explorar los pasajes ocultos de los robots, se ve atraído por su forma de pensar y su espíritu de sobre vivencia.

El silencio de los inocentes (1991), del director Jonathan Demme, es tal vez el filme de suspenso más extremo en la década de los 90. Y no es para menos ya que la brillante actuación de Anthony Hopkins, interpretando al caníbal Hanníbal Lecter, es tal vez una de las mejores actuaciones en su carrera, y donde la crudeza de las acciones y los diálogos hace que la progresión dramática de las escenas sea un hilo conductor de misterio y emociones los cuales mantienen al espectador en constante alerta.

El consagrado actor Tom Hanks, le da vida a un personaje muy especial en la película Forest Gum (1994), donde interpreta la vida de un hombre que sufre de retardo mental y donde los sentimientos y emociones de este ser perpetran al publico y las condiciones humanas que prosperan durante las décadas de los 60, 70 y 80 en los Estados Unidos. Forest Gum cautiva a la gente por medio de su simpleza y ternura, con la cual conquista a una sociedad en constante peligro de decadencia y dejadez.

Belleza Americana (1999) de Sam Mendes; La gran ganadora de los premio oscar en ese año, llevándose 5 estatuillas incluyendo la de mejor actor para Kevin Spacey, y que sin lugar a dudas realiza una magnifica interpretación acompañado del director Mendes que interpreta una poesía de película, creando una atmósfera donde los pequeños conflictos familiares son el hilo conductor de insatisfacciones y pleitos, en un mundo cada vez más competitivo. Es así como la realidad se ve al desnudo y donde los protagonistas se mueven por sus propios intereses dejando de lado el concepto de familia. Lester Burnham (Spacey), tras su impotente vida deja su trabajo para darse un tiempo a si mismo y mediante esto pretende recuperar todos aquellos años de rutina y frustraciones y en aquel camino encuentra un mundo en que las cosas más sencillas son las más grandiosas.

A fines de la década de los 90, el director de origen Hindú, M. Night Shyamalan, salta a la luz cinematográfica con su opera prima y una apuesta fílmica que revoluciona el cine de suspenso, Sexto Sentido (1999), donde Bruce Willis interpreta a un psicólogo infantil llamado Malcom Crowe, quien conoce y pone en sus manos el extraño caso de un pequeño niño (Haley Joel Osment) el cual es aterrorizado por espíritus donde la inocencia e ingenuidad se contraponen con las chocantes imágenes que el director maneja en progresión del tiempo. Y donde el factor sorpresa en el desenlace es llevado en forma espectacular, poniendo al espectador en eterno conflicto y duda por la rara y a la vez sencilla historia.